Por Zuel.
El gobierno español lanza una dura campaña de desprestigio a las terapias alternativas que no son controladas por la industria farmacéutica.
Hubo un tiempo en que los adalides de la ciencia condenaban a quien afirmaba que la Tierra era redonda. Sin embargo no estudiaban la posibilidad de que fuera cierto. Y lo era.
Y sin embargo, se mueve.
Atribuida a Galileo Galilei.
Hoy vivimos algo similar. La industria y el gobierno condenan a lo que han definido como pseudociencias. Pero si la ciencia fuera ciencia, en lugar de condenar, estudiaría. O más bien lo reestudiaría, puesto que muchas de estas mal llamadas pseudociencias están más que demostradas.
La ciencia no debe condenar, debe estudiar.
Lo que pasa es que confundimos ciencia con industria. La ciencia, según la RAE, es el conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente. La industria, también según la RAE, es negocio o actividad económica.
Hoy día la industria se levanta como adalid de la ciencia, a la que utiliza para la obtención de beneficio económico. El problema es que no todos los descubrimientos científicos interesan. Es más, algunos deben ser ocultados porque perjudicarían a la industria.
Paciente curado, cliente perdido.
La ciencia inventó un coche eléctrico a principios del siglo XX. Podemos ver un ejemplar de 1915 en el museo del automóvil de Málaga. Pero a la industria no le interesó. Ha pasado más de un siglo y en 2019 se habla de los coches eléctricos como tecnología del futuro. ¿Está pasando algo similar con las terapias alternativas a la medicina convencional?
Una máxima que siempre se escucha es “si no está demostrado científicamente, no me lo creo”. Pues bien, la ciencia no ha demostrado el 100% de la creación. Sin embargo la creación está ahí. Por ejemplo la gravedad ya existía antes de ser estudiada y demostrada por la ciencia. Que algo no esté demostrado científicamente (o no sepamos que lo está) no significa que sea falso.
Con respecto al sonido, que es el tema que mejor conozco, puedo hablar de numerosos estudios que confirman cómo la vibración tiene efectos sobre la salud.
Fabien Maman demostró en los años 80 del siglo XX, usando una cámara Kyrlian en la Universidad Jussieu de París, que sometiendo células cancerosas a determinadas frecuencias sonoras durante un determinado tiempo, éstas acababan estallando. El físico francés Joel Stemheimer descubrió que si en una estructura orgánica hay un problema, sus moléculas no vibraban, pero al ser forzadas a su frecuencia sonora por resonancia, comenzaban a vibrar nuevamente.
El científico japonés Masaru Emoto demostró que las moléculas de agua se ordenan o desordenan según la música, el sonido, la intención o las oraciones a las que ha sometido previamente al agua. Parece magia, pero sus experimentos están ahí. El médico suizo Hans Jenny, descubridor de la cimática, demostró los efectos de las ondas sonoras sobre la estructura y forma de diferentes materias, entre ellas el cuerpo humano.
Estos son algunos estudios recientes, pero a lo largo de la historia se ha tratado el sonido como medio de sanación en todas las épocas y culturas. Pitágoras descubrió la serie de sonidos armónicos y el efecto de la combinación de diferentes intervalos sobre el cuerpo físico y el emocional. En Al Andalus, los médicos más avanzados de la época siguieron los pasos de Pitágoras y utilizaban los armónicos de las diferentes cuerdas del laúd para tratar los humores. Alfonso XI de Castilla venía a Córdoba en busca de éstos médicos. Igual ocurre con la musicoterapia sufí, que utiliza diversos modos musicales para tratar diferentes estados y dolencias. Y la lista podría ser mucho más larga…
Es una buena noticia que un gobierno se preocupe por la salud de sus ciudadanos. Pero pienso que es un error que el gobierno español luche tan agresivamente en contra de lo que ha decidido llamar pseudociencias y pseudoterapias. Y que se burle de ellas con anuncios televisivos de mal gusto. En su lugar debería estudiarlas, por las evidencias, la historia y el gran número de casos en que están funcionando.
El Ministerio de Sanidad prohibió en 2004 la venta de 179 plantas medicinales, supuestamente por su toxicidad. Los efectos beneficiosos de estas plantas sobre la salud están más que demostrados. Pero se alega que pueden ser usadas de forma incorrecta. Sin embargo el tabaco, cuyos enormes efectos nocivos para salud están están bien documentados, sigue vendiéndose en cada esquina.
Se prohiben las plantas medicinales, pero no el tabaco.
Estas campañas oficiales de desprestigio de las terapias naturales hablan como si estas terapias estuvieran en contra de la medicina convencional. Y esto significa partir de algo falso. Todas las terapias naturales que conozco advierten de que no sustituyen al tratamiento médico. Son complementarias.
¿Existe fraude en las llamadas pseudociencias? Pues existe tanto fraude y tanta honestidad como en cualquier otro ámbito de la vida. Al igual que en la política y que en la industria farmacéutica. Hay mejores y peores profesionales. Como en todo. Es responsabilidad de cada persona saber elegir para evitar estafas o engaños.
Me niego a pensar que el gobierno está cediendo a sucias presiones de industrias farmacéuticas. No quiero pensar que hay una industria jugando con la salud de la población por intereses económicos. Prefiero confiar en que todo ha sido un mal asesoramiento del gobierno y que se acabará rectificando. Eso espero.
Para terminar, un consejo. La ciencia es experimentación. Así que prueba. Si una herramienta te funciona, úsala. Y si no te funciona, déjala. Si quieres mantenerte lejos del médico: ríe, baila y controla el estrés. Lo dice la ciencia, no la industria. Y también lo decimos nosotros, que por algo estamos de lujo.
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Estamos de lujo por que estamos activando nuestro cuerpo inteligente para sanarnos a nosotros mismos.
Bendecidos somos todos.
En la Gracia de Dios. Padre Madre Dios, Allah, Gran Espíritu, Fuerza Creativa:
Gracias….! Agradecidos por la Gracia de La Gratitud…!
Amén y Amén y Amén